Luto y rabia por el taxista asesinado

'Ha sido una tragedia'. Los taxistas madrileños pararon ayer durante 12 horas, de medianoche a mediodía, porque no podían trabajar sabiendo que, otra vez, un compañero había sido asesinado. Daniel Aníbal Aguilera estaba trabajando cuando recibió, muy cerca de su propia casa, dos heridas de arma blanca, una en la cara y otra en el cuello; ésta última le mató.

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Daniel Aníbal era argentino, y tenía 45 años. Trabajaba como asalariado del taxi desde hacía cinco años. Estaba casado y tenía dos hijas. Era, según quienes le conocían, un hombre simpático y abierto.
La última carrera de su vida le llevó muy cerca de su domicilio, al distrito de Hortaleza. Allí, fue acuchillado dos veces. El taxista condujo su vehículo hasta el número 90 de la calle Gomeznarro, donde en ese momento una unidad de asistencia básica ambulatoria del Summa acababa de llegar para atender un aviso domiciliario.
Daniel se bajó del coche pero apenas le dio tiempo a pedir ayuda y a decir '¡puto negro!' cuando se desplomó. Poco después llegó al lugar una UVI del Summa, cuyos facultativos intentaron reanimarle durante 40 minutos, sin éxito.
La investigación policial intentaba localizar ayer a un hombre de color que, según algunos testigos, entró poco después del suceso en la estación de Metro de Esperanza -a unos minutos a pie del lugar en que falleció el taxista- con la ropa ensangrentada.
La noticia de la muerte de Daniel corrió como un reguero de pólvora por los taxis de la ciudad: en unos casos, se avisaron desde las emisoras, mediante mensajes GPS; en otros, fueron los propios conductores los que se informaron de lo ocurrido y decidieron parar el servicio hasta el mediodía. El lugar de la concentración fue la plaza de Cibeles.
Allí, decenas de taxis con crespones negros ocuparon la calle. Sus conductores, en corrillos, maldecían su suerte y expresaban críticas hacia 'los políticos, que ahora seguro que salen para hacerse la foto, pero de soluciones, nada'.
Las asociaciones del sector pidieron a la Delegación del Gobierno una reunión, que finalmente se celebró a la una, con representantes de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento. Se acordó crear una comisión que analice las medidas a adoptar para mejorar la seguridad del sector, y se propuso hacer controles en las zonas consideradas más peligrosas para los taxistas.
El alcalde madrileño, por su parte, acudió por la mañana al Instituto Anatómico Forense, y a continuación visitó el domicilio del fallecido, para mostrar sus condolencias a la familia. El Ayuntamiento puso a su disposición la ayuda psicológica precisa.
Los más allegados a la víctima estaban rotos por el dolor, y rechazaron realizar declaraciones. Los restos mortales del taxista fueron llevados al Tanatorio Norte, en Fuencarral, de donde saldrán esta mañana hacia el Cementerio de La Almudena. Está previsto que un cortejo de taxis acompañe al féretro del compañero fallecido durante este recorrido.
Con Daniel Aníbal, son un total de nueve los taxistas que han sido asesinados en Madrid en los últimos 20 años. En 1999, Rafael Martínez Bernabéu perdió la vida por un impacto de bala .El 8 de marzo de 1998: Amador Suárez fue apuñalado en su taxi, también en un intento de atraco.
En noviembre de 1994, dos taxistas, Federico García y Felipe García Fernández, murieron la misma noche, con apenas una hora de diferencia, asesinados a tiros por los mismos delincuentes. Ese mismo año, Tomás Martín murió apuñalado en Arganda del Rey.
El 13 de abril de 1992, Angel Bueno Manso murió a causa de dos cuchilladas cuando estaba dentro de su taxi. El 13 de junio de 1990, Félix García Marijuán falleció de un infarto tras ser atracado. En noviembre de 1987, Eduardo Sánchez Alonso murió de un disparo.
El último incidente de gravedad fue el vivido por José Luis Cebrián, también taxista, quien sufrió un asalto en el distrito de Usera la madrugada del 1 de julio de 2005. Tres individuos le apuñalaron. Pese a la gravedad de su estado, acudió por su pie hasta el Doce de Octubre y pudo salir de aquella.
El lugar del suceso del viernes ha sido escenario de otros sucesos sangrientos. En julio de 2003, un hombre murió en el incendio de un edificio abandonado situado en la calle Gomeznarro. Y en marzo de 2001, una pelea entre dos pandillas rivales terminó con la muerte a puñaladas de Jaime Merino Carrera, de 22 años en el número 80 de la misma calle.
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